En el estudio se observó que unos 30 minutos de exposición pasiva al nivel de humo que nos podemos encontrar en una situación común en un bar, era suficiente para dar como resultado lesiones en los vasos sanguíneos de adultos jóvenes no fumadores y que gozaban de buena salud.
Además de los daños a los vasos sanguíneos, la exposición al humo dificulta la función de los mecanismos naturales de reparación del organismo que son activados cuando los vasos sanguíneos sufren dichos daños.
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